viernes, 27 de junio de 2008

Paisaje evocador


Saludos a la blogosfera!. Podría hablaros de la ciudad donde conocí el calor o "la caló", donde pase mis primeros veranos infantiles en casa del hermano de mi abuela huyendo de la capital; donde conocí a mi primera novieta con sólo 7 años, Susana, amiga de mi prima Mª Angustias; donde subí, la mayoría de las ocasiones a hombros de mi tío Julian, el militar, las calles estrechas por el Albaicin y hasta el mirador de San Nicolás, aquellas calles que luego me contaron que cuanto mas estrechas y empinadas más hermoso era lo que se podría ver desde lo alto y que de no poder verlo "dale limosna mujer porque no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada"; y donde ya de mayor hice mi pacto de amor y lealtad con la Alhambra y juré que la visitaría con frecuencia, primero en casa de la familia; de mis tíos o de mi prima Espe, la que se casó en secreto con el granaíno, y las últimas veces desde el Hostal Lisboa recomendado por la Perla hace años.

Podría contaros eso y más, pero prefiero remitirme a la inigualable Sonata Triste para su luna:

Esta ciudad es íntima, hermosamente obscena,
y tus manos son pálidas
latiendo sobre ella
y tu piel amarilla, quemada en el tabaco,
que me recuerda ahora
la luz artificial del alumbrado.
Vuelvo hacia ti. Mi corazón de búho
lo reciben sus piernas.
Como testigos mudos de la historia
acaricio las cúpulas perdidas,
palacios en ruina,
fuentes viejas
que recogen la luna
donde van a esconderse los últimos abrazos.
Verdes en el cansancio
de todas las esquinas
esta ciudad me mira con tus ojos de musgo,
me sorprende tranquila
de amor y me provoca.
Amanece moradamente un día
que las calles comparten con la lluvia.
La soledad respira más allá
de las grúas
y mi cuerpo se extiende
por una luz en celo que adivina
los labios de la sierra,
la ropa por las torres de Granada.

Pd. Vuelvo pronto a visitarla, seguramente en su caluroso y asfixiante verano porque su otoño es como una invitación a la quietud y al silencio, a la meditación que nos recoge hacia dentro, al disfrute de los colores de la vida. Si es en Otoño es para quedarme

3 comentarios:

PERLA dijo...

Sí, Granada es una ciudad con un encanto especial, y pasear por la Alhambra (con sombra, claro) es espectacular. Y qué buena memoria tienes, yo sabría llegar a ese hotel, lo tengo ubiado en mis recuerdos, pero ni recordaba el nombre!!
¿Nos llevas a todos en tu maleta cuando vayas? Lo digo por economizar costes, claro....

yáñez dijo...

Granada, frase lapidaria, "no llores como una mujer lo que no supistes defender como hombre" eso le dijo una madre a un hijo, (eso dicen que le dijo la madre que lo parió, la sultana Aixa al último rey nazarí de la península), pero que bonito el cerro del suspiro del Moro, y tendrán que sonar los añafiles cuando entremos en el Albaicín, cuando entremos en el Realejo y cuando entremos en el arrabal de Bibarrambla no solo añafiles sino tambores y timbales, Tigre-tón tenemos que ir un finde ( preferiblemente cuando Abutita no tenga guardia) y subir al Mulhacén y cambiarnos el H2O por esa maravilla de Sierra Nevada, y además como Abutita es señora doctora si entramos en coma etílico con el agua de la sierra ella nos recuperará, ¿o no?.

El Tigre de Mompracem dijo...

@ Abutita

Gracias, Abú!. Eres genial!. Te avisaré, descuida. Pensaba pasarme por tu hospital porque seguramente estarías de guardia... Je,je
Me alegro que disfrutes de un finde sin trabajar!
Un besazo

@ Perla

Mi maleta es grande y si hay que dejar cosas materiales se dejan para hacer hueco!

@ Yañez

Eres uno de los poetas del Sarq! aunque seas portugues!