viernes, 25 de marzo de 2011

¿Qué mas voy a buscar yo?



Y él seguía buscando!. Sólo con las palabras escritas de su vecina de abajo había sentido su viejo corazón latir por un momento. Pero se había encerrado en sí mismo y en su rutina de cada día. Desde que descubrió la fecha de cumpleaños de su joven vecina y tras pensarlo mucho se atrevió al fin a bajar y felicitarla en persona y no pudo conseguirlo, había decidido pasar a un segundo plano y dejó de tocar hasta su amado violín.

Hoy, al volver del Hospital, en su buzón y junto a las miles de facturas de siempre apareció una carta manuscrita, en papel antiguo, conteniendo unos versos de Benedetti. Eran palabras de ánimo, que tanto necesitaba y que le hicieron iluminar una leve sonrisa en su rostro.

Entró en casa, desempolvó un viejo vinilo, lo colocó en su antiguo tocadiscos y empezó a sonar esta bella romanza mientras releía aquella hermosa carta con su inconfundible letra. Pensó que él había llegado tarde y brotó de sus ojos una fúrtiva lagrima...