jueves, 26 de marzo de 2009

Belleza desapercibida


Saludos a la blogosfera. Hoy he leído esta vieja historia y me ha parecido demasiado real en una ciudad como en la que vivo donde todos vamos contrarreloj...: Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach y se calcula que pasaron delante algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.

Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música. Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha. Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino. Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, que estaba tocando las obras más complejas, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, percibimos la belleza?. Nos detenemos a apreciarla?.

Uff. Qué cantidad de cosas nos estaremos perdiendo con la mirada siempre en el puto reloj, eh?.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿En un ambiente banal y a una hora inconveniente percibimos la belleza? SI. ¿Podemos parar el tiempo y detenernos a disfrutarla?....Ayyy, esa primitiva de los jueves!!!

Anónimo dijo...

Por cierto, además de buen músico y con pasta, el muchacho merece un vistazo de más de cuatro segundos, ¿no? jajaja

Zorro de Segovia dijo...

te dedico este relato realmente banal:

imagina, 2 de la tarde, metro de Madrid. Cientos de personas recorriendo los túneles sin detenerse ante los múltiples músicos callejeros y que subsisten en cada esquina. De repente, en un rincón, se detienen dos personas. Se miran, se estudian, se desean. Deciden no ver a nadie excepto a ellos mismos durante los siguientes 45 minutos, y comienzan a desnudarse uno al otro. Se acarician, se muerden, se besan, se aman, se funden. A los tres cuartos de hora comienzan a vestirse mientras no dejan de sonreírse uno al otro. Mientras tanto, cientos de personas se han amontonado extasiados mirando el espectáculo. Les han jaleado, gritado y envidiado, y ninguno ha apartado la vista ni ha pasado de largo. Los amantes tampoco se sorprenden. Están acostumbrados a la expectación. Se giran y se van, sin perder la sonrisa. A Brad y Angelina no se les olvidará nunca el metro de Madrid.

Mimipuentes dijo...

Desafortunadamente cada vez nos volvemos más banales...las cosas deben COSTAR para disfrutarlas?? ese ego que no nos deja...tantos regalos gratuitos que desechamos cada día...sonidos, olores,
imágenes, sabores...a vivir!! no solo existir.
Un beso

Abutita dijo...

Hola mi niño!!

Que fuerte que hagas hoy este post... CO PI O TOOO :D

Sabes? Justo hoy he ido a leer a los paseillos universitarios,porque hacía un día de luz bellisimo...Y lo he flipado con unos árboles... qué absurdo, pero qué maravilla...
No se me ha ido la olla más de lo habitual no... Es que hoy un paciente me ha dado una lección de esas de vida... " Qué pena no detenerse en vivir cuando más vida tienes María Jesús"
Precisamente hoy, copioto, tu pones este post...
MIp besos desde el Sur

Unknown dijo...

mi duda es saber cuánta de esa gente que pagó 100 dólares por el concierto lo hizo por el placer de escuchar a un gran intérprete y cuántos lo hicieron para fardar de lo que pueden permitirse. la belleza es una cosa que se puede buscar, pero en la mayoría de las veces nos tropezamos con ella.
por cierto, 32 dólares por 45 minutos de trabajo... no está nada mal.
un saludo!!

yáñez dijo...

Tigre, a esto se le denomina la importancia del envoltorio, suele pasar, creo que tocaba con su stradivarius, pa lo que hemos quedado los artistas y los caramelos.

Carlos Felipe dijo...

Excelente historia, compañero. Creo recordar que en Madrid hicimos algo parecido con cantautores, y el resultado fue parecido y las conclusiones las mismas.
El reloj fue, sin duda, el peor invento del hombre; por muchas cosas. Entre otras porque desde el momento que miramos por primera vez el reloj ya nos queda menos. Y vivir sabiendo que vas a morir debería ser un handicap a nuestro a favor, pero por qué demonios nos sucede lo contrario: creemos que todavía queda mucho hasta que... un mal día... te quedan horas.
Dura realidad, dura vida. Tan dura como queramos.
Un saludo

Helena dijo...

Me ha parecido fantástico que hayan sido los niños los que más atención hayan prestado...
Claro que ellos no deberían tener prisa por llegar al cole!!
jajaj No, en serio, si a ellos les llamó la atención, será porque todavía están libres de las prisas adultas!
Bonito, y da mucho que pensar...
=)

La Maga dijo...

Qué linda historia, no conocía este experimento. A mí me gustan los músicos callejeros, los malabaristas y los mimos. Siempre me detengo a verles. Me parece que tienen un valor inmenso.

Besos.