Saludos a la blogosfera!. Familiares y amigos, en estas fechas estivales en que nos aburren con fotitos de las borbonas navegando por aguas mallorquinas yo os presento a todos vosotros a mi princesa, a la niña de mis ojos, a mi ahijada Inés.
Es una completa dictadorzuela cuando va camino de sus tres años pero te conquista con una sonrisa o echandose a los brazos a hacerte mimitos cuando teme que no te tiene completamente a sus pies. A su padrino le tiene siempre así y de momento le maneja a su antojo con su desparpajo y naturalidad.
Me quiere como soy, así me acepta y así le gusto. Sus padres la adiestran para que me diga que me corte el pelo, cosa que hace con su lengua aún de trapo, pero en cuanto comprende que con ello se le acaba el cogerse a sus bridas cuando monta a caballito y sobre todo que se acaban las interminables tardes de peluquería con tirones varios y peinados originales, se rebela y no quiere hablar de ello. No, y punto!.
Cuando contemplas su mirada limpia es cuando te das cuenta de que cuenta aún con el divino tesoro de la infancia: La inocencia, bendita inocencia, que nunca se sabe lo poco que durará, pero también la curiosidad por descubrir todo lo que mira, todo lo que escucha, todo lo que imagina... Como lugares imaginarios o el polvillo de las alas de las hadas que también puede ver aún con su padrino.
1 comentario:
Pero que Pirata eres tú, vamos la antítesis de Garfio, si que es bonito esos de los niñ@s, pero si son de otro no te quiero ni contar, eso es el súmmum, llegas, juegas, le pones de los nervios y por último te vas y se lo dejas alterado y con insomnio a los papis, te lo asegura un extiopirata, claro la cosa cambia cuando es el tuyo que cogerías al jugad@r consentid@r, y le meterías en la piltra con el infante o princesita y a dormir.
De todas formas son preciosos.
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