Echar a volar

Saludos a la blogosfera!. Esta será una semana agridulce en el despacho. No porque haya puente en Madrid capital y yo tenga mañana juicio en Fuenlabrada, no. Nuestra benjamina del despacho, Yolanda, ha decidido echar a volar y ha aceptado una oferta de otro despacho que no se puede rechazar (al menos si no eres un tipo como yo). Se trata de un despacho que ha fundado un dirigente pepero de cuyo nombre no quiero acordarme y necesita alguien joven aunque sobradamente preparada y ahí encaja nuestra chica a la perfección.

En todos estos años que ya llevo en este mundillo judicial han pasado por mis manos, profesionalmente hablando, bastantes personas, y además de intentar que aprendieran algo de esta bendita profesión, he sacado mucho desde el plano humano y de todas he llegado a aprender algo también. Todas las separaciones han sido duras y me siento como el pajaro que ve como sus crías echan a volar ya sin ayuda.

Espero que a Yolanda le vaya bien en su nueva andadura y que recuerde tanto como yo estos casi dos años de pared con pared, de dudas furtivas para que no se enterase su jefa, de nervios en sus primeros juicios, de paciencia ante mi desorden (caos en algunos momentos incluso), de alucine y de sacarla de su cuadrícula cuando comprobaba como improvisaba yo en los juicios (que no se preparan, se ganan!) y como contestaba al Colegio de Abogados en verso o añadía unos endecasilabos de Machado a algún recurso sin temor a lo que pudieran decir.

Espero que todo eso le haya ayudado a madurar como jurista y sobre todo como persona, y a darse cuenta de que en este mundillo nuestro pueden sobrevivir todo tipo de especies y no sólo los del perfil con los que desgraciadamente ahora se tendrá que codear. Mucha suerte!