Para las matasanos suertudas que no sólo tienen la fortuna de vivir en la ciudad de la Alhambra sino también que disfrutan de La Tertulia. Hoy toca allí mi tocayo.
Buen finde a tod@s
viernes, 30 de mayo de 2008
Solo una mas
Feria del Libro
miércoles, 28 de mayo de 2008
Mari Luz
Pongamos que hablo de Madrid
Preciosa versión del clasico de Sabina por Antonio Flores. Te acuerdas, Zorro, de nuestra "metedura de pata" cuando murió??
Fiesta del Rollo 94
martes, 27 de mayo de 2008
Desapariciones
Y hablando de Justicias, precioso tema de Maná-Rubén Blades que en directo pone los pelos como escarpias
Justicias
lunes, 26 de mayo de 2008
Las cuatro y diez
Zorro!. Estuve el viernes por Huertas y han vuelto a abrir las Cuatro y Diez!. No se parece en nada a cuando trabajaba Alberto pero bueno siempre será un clasico en las tajadas universitarias!
De blanco radiante
viernes, 23 de mayo de 2008
Atasco judicial
Pintando en el cielo
No se si lo conoceis. Es Carlos Chaouen. Le conocí hace tiempo, una mañana tomando café junto al Rastro y me regaló una copia de su primer disco. Un crack. Es el autor de No me canso que ha versionado Ana Torroja hace poco
jueves, 22 de mayo de 2008
El Tren
Mercenarios
lunes, 12 de mayo de 2008
Al piano
Una de mis asignaturas pendientes. Como me arrepiento de no haber hecho caso a mi padre que siempre me decía que aprendiera piano!!
Madres coraje
miércoles, 7 de mayo de 2008
Rosario
La pequeña de los Flores en un album de versiones. Hasta se atreve con boleros!. A ver si nos la volvemos a encontrar de copas!
Los Tigres de Mompracem Capitulo 14
—¿Creerás, Yáñez —dijo conmovido—, que en el instante en que puse el pie en la canoa, dejandola indefensa, sentí que se me desgarraba el corazón? Antes que alejarme de esa isla hubiera querido hundir en el abismo la canoa y a Giro Batol. ¡Hubiera destruido mi Mompracem, mis paraos, mis hombres, hubiera dado cualquier cosa por no haber sido nunca el Tigre de la Malasia!
—¡Sandokán! —exclamó Yáñez, con el ceño fruncido.
—¡No me digas nada, Yáñez! ¡Amo a esa mujer hasta tal extremo, que si me pidiera que renegara de mi nacionalidad para hacerme inglés, lo haría sin vacilar! ¡Siento un fuego que corre por mis venas, que me abrasa! ¡Creo que estoy delirando siempre, que tengo un volcán dentro del pecho, que me vuelve loco! En este estado deplorable me encuentro desde el día que vi a esa muchacha, Yáñez.
El pirata se levantó con un movimiento brusco. Dio algunas vueltas por la habitación, y después se detuvo ante el portugués, interrogándolo con los ojos. Pero éste permaneció mudo.
—No lo creerás —prosiguió Sandokán—, pero he luchado con fuerzas antes de darme por vencido. Mas ni mi odio por los ingleses ha podido contener a mi corazón. ¡Cuántas veces me asaltaba la idea de que si algún día me casaba con esa muchacha tendría que abandonar el mar y renunciar a mi venganza; perder mi nombre, perder mis tigres! ¡Procuré huir de ella, pero he tenido que ceder, Yáñez! Hasta ahora me había librado del amor, pero al fin me rendí ante ese cariño que nada será capaz de arrancarme del corazón. ¡Ah, Yáñez! ¡Creo que el Tigre dejará de existir!
—¡Entonces, olvídala! —dijo Yáñez.
—¡Olvidarla! ¡Es imposible, Yáñez, es imposible!¡Ni las batallas, ni las grandes emociones de la vida de pirata, ni la más espantosa venganza serán capaces de hacerme olvidarla! ¡Su imagen se interpondrá siempre entre todo eso y yo, y apagará la antigua energía y el valor del Tigre! ¡No, no la olvidaré! ¡Será mi mujer, aunque me cueste todo lo que soy y todo lo que tengo!"