Saludos a la blogosfera!. Un cliente me decía hace tiempo que lo único que le gustaba de nuestro podrido sistema judicial es la presunción de inocencia. Él utilizaba una frase que me gusta mucho. "En este puto sistema si te llamas Francisco Mujika Garmendia tienen que ser ellos, los que demuestren que eres "Pakito". Con el nombre no vale para que te entrullen."
Pues Javier, tío, tu frase ha dejado de tener la relevancia que yo le otorgaba. Esta Semana Santa en mi añorada Granada, Juan Enrique T.M., por el simple hecho de apellidarse T.M. como un delincuente condenado por blanqueo de capitales, ha pasado una auténtica semana de pasión en la cárcel de Albolote tras una peregrinación por dependencias policiales, calabozos y finalmente la prisión. Menos mal que el auténtico T.M. estaba ya cumpliendo condena en otra penitenciaria y tardaron "sólo" seis días en percatarse, si no el bueno de Juan Enrique seguiría privado de libertad, y me temo que por algún tiempo.
"Herédanse de generación en generación como una enfermedad sempiterna que se desliza de un lugar a otro... "Es Goethe, en su Fausto, 1ª Parte, Escena IV a través de Mefistófeles. Se refiere a Leyes y derechos... aunque puede aplicarse perfectamente a los errores judiciales...
6 comentarios:
HOLA TIGRE!!!!
Hoy ando un poco liada, sólo saludarte y animarte a que sigas escribiendo tan bien como lo haces.
Besos
Joer, vaya historia tigre. Hay cosas que son auténticamente alucinantes. Está claro que nada compensará los días vividos de un lado para otro como un auténtico delincuente pero imagino que ese tipo de errores tienen que tener sus consecuencias.
Y desde luego que menos mal que el tio ya estaba en prisión, sino... no quiero ni imaginar lo que podría haber sido.
Beso.
Y todavía tendrá que dar gracias porque "sólo" tardaran seis días, manda narices.
Un saludo
Hola Tigre!
Esta mañana cuando ví la noticia aluciné ... ¿pero no tenían una foto del auténtico? ¿o sus huellas? o ... ¿soy demasiado inocente y pienso que todo es muy fácil? ay ... que dios nos pille confesados y a ser posible, sin delincuentes con nuestros nombres ...
Sigue contándonos historias!
Un beso!
Tigre recuerdo una historia de hace años parecida a esta, en la que un señor andaluz tenía que llevar siempre encima que salía de su pueblo (único lugar donde era conocido por la guardia civil) un documento que le había expedido un juez en el que se decía que D. No se quien, no era un tal No se quien, en búsqueda y captura desde hacía años, este documento se lo expidió un juez en Madrid después de pasar varias veces en los calabozos de diferentes ciudades de esta nuestra patria, de ahí viene la obra de Oscar Wilde "La importancia de llamarse Ernesto" a secas.
¿Podemos imaginarnos este caso en nuestra persona? Yo, me moriría...
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