Culturas

Saludos a la blogosfera!. Estoy muy orgulloso de mis raíces arabes. De todos mis antepasados. Desde el hermano bastardo de los siete infantes de Lara al moro que enseñó árabe a Rodrigo de Triana, avistador de América. Estoy orgulloso de la cultura que mis antepasados han dejado como legado sobre todo en el Sur (en mi Zú) con su particular idiosincrasia. La gran mayoría de los rasgos, actitudes vitales, sentimientos y carácter de los andaluces es un legado de la cultura popular musulmana y es el pueblo llano, el de raigambre campesina o el andaluz-morisco, que diría Blas Infante, el que ha sido depositario de esa cultura a través del tiempo.

Dicho esto, hay algo de lo que nunca me sentiré orgulloso de esta cultura y que por desgracia también pervive con el paso de los años y es el trato discriminatorio con las mujeres. Es una asignatura pendiente y entre todos tenemos que aprobarla. Desde la condena a la lapidación por adulterio hasta el uso obligatorio de velos existen una serie de tabúes que condenan a las mujeres a una inferioridad que no merecen aunque tienen tan arraigado sus creencias que se ven a si mismas unas esclavas y aceptan su destino de vivir eternamente en la Edad Media en cuanto derechos e igualdad se trata.

Esto viene a cuento por la noticia de la periodista sudanesa Lubna Ahmed al Hussein, que podría ser condenada a 40 latigazos por usar pantalones. De esta noticia se ha hecho eco la prensa internacional pero hay millones de hechos parecidos por los que debemos luchar sobre la base de que donde empiezan los Derechos Humanos han de acabar los "derechos culturales" que sólo engrandecen intentando empequeñecer a la que está al lado.