miércoles, 6 de febrero de 2008

Cuentos de mudanzas


Saludosss corrdialess. Es lo que tienen las mudanzas. Se encuentran cosas que se creían perdidas. Antes de tirarlo quiero publicar este viejo cuento que nunca fue entregado a su destinataria. Es lo que tiene el Diógenes. Guardas, guardas y al final no encuentras. Ahí va:

"Erase una vez una princesita alegre, fuerte y luchadora, que vivía en un reino muy, muy lejano. Vivía en el Castillo del Rey, su padre, y con la Reina, su madre. Ella era feliz consigo misma, encerrada entre las cuatro paredes de sus aposentos. Tenía el más preciado tesoro, aquel que su hado padrino le concedió al nacer...el don de la fuerza, del espíritu de lucha, el don de salir adelante, obviando las adversidades y saltando por encima de ellas. Pero, el mismo día que su hado le hacía este preciado regalo, la malvada bruja del reino dejaba caer sobre la princesa una maldición: "el día que tu corazón deje de andar solo y fuerte, te convertirás en alguien debil y perderás el control de tu alma. Regalarás tu vida y sufrirás tu sola".

Y pasaron los años...Un buen día apareció un apuesto caballero de ojos color cielo claro que enamoró a la princesa. Se sentía afortunada. Pero el don desapareció. Se cumplió la maldición de la malvada bruja. La princesa se convirtió en un ser infeliz y debil, había regalado enteras su alma y su vida al apuesto caballero. El caballero acabó abandonandola y se marchó a su reino, cabalgando con su caballo, sin mirar atrás, pensando que aquello era lo mejor. Que la princesa valía más sola y fuerte, que triste y perdida por haber regalado su alma. Que la princesa había perdido su alegría, y la sonrisa que lo enamoró no la encontraba. Desde ese día, la princesa dormía entre lágrimas todas las noches, pensando en que jamás podría volver a vivir sin su apuesto caballero de ojos color cielo claro. Creía que había perdido toda su vida, que no sabría volver a soñar.

De una de sus miles de lágrimas derramadas, apareció su hado: "Oh princesa...me duele tanto verte así...Tú siempre supiste luchar, tu siempre fuiste fuerte, siempre salías airosa de las situaciones adversas, siempre encandilabas a tu reino con tu espíritu positivo, tus ojos llenos de vida, y tu sonrisa permanente... Maldigo a la bruja que te hizo esto..."Y la bruja apareció de entre las sombras:"¿Es que no quereis daros cuenta? Toda persona es dueña y creadora de sus defectos y sus virtudes. Toda persona controla los tesoros y maldiciones. Tú, princesa, tú sola dejaste marchar tu alma, tú sola perdiste la sonrisa, tú sola te dejaste perder"

-¡¡¡Márchate!!!- gritó llena de ira la princesa. -No puedo marcharme...soy tú misma- replico la bruja.-¿Qué estás diciendo?- preguntó la princesa triste, convertida ahora en un profundo océano de dudas.-Intento decirte, querida princesa, que tú eres yo. Que el hado eres tú. Que sólo existimos en tu cabeza. Tú nos controlas. Estamos aquí porque tú nos has inventado. Estamos aquí porque tú quieres que estemos. Pero no existimos. Todo, mi querida princesa, lo has inventado tú. La princesa dejó de llorar. Abrió los ojos. El día despertaba. Se vio sola. Ni el hado ni la bruja estaban con ella. En ese momento comprendió que, ella había sido fuerte porque ella misma se había hecho fuerte, luchaba contra todo porque así había aprendido a vivir. Aquel don lo consiguió por sus propios medios. Y, aquella maldición, se la había creado ella sola. Cometió el error de regalar su alma. Ahora veía todo claro...volvía a ser feliz... y tenía toda la vida por delante"

Amén.

2 comentarios:

yáñez dijo...

Bueno bueno, F. Christian Tigre, la vida si se que se puede dar , entregar, robar, quitar, arruinar, compartir, pero ¿cómo se puede dar el alma?. Pero es lo que tienen los de la realeza, que no se saben la canción de: “ ojos verdes son traidores, azules son mentireiros los negros y acastañados son firmes y verdadeiros” los de la nobleza engañan y por eso debemos ser Republicanos. Fuera de coñas, me alegra saber que la Princesita se repuso de su gran dolor y su abandono y se dio cuenta que somos lo que somos por nosotros mismos.

Zorro de Segovia dijo...

creo que escribiste esto influenciado por algún Coelho de ésos que venden por ahí ¡moralista! y estas chicas ..., ¿qué hacer con ellas? pierden su alma en cualquier lado. ¡Qué fácil es ser hombre, Rediós!